Friday, February 11, 2022
Feast of Our Lady of Lourdes
My sisters and brothers in the Lord,
Welcome to Week 6 of Disciples Together on the Way. How did you get on over the past week in attempting to find time for meditative prayer each morning? If you succeeded, great! If not, keep trying. And please be assured of my prayers as you do. This week, we continue our pilgrimage together into the traditional Christian practice of self-denial or, as it is often called, asceticism. This week’s challenge will move us beyond ourselves and into another aspect of being a disciple, that is, helping others to be disciples.
So, this week's challenge is to tell a friend or family member about the gift of fasting and to then invite that person into fasting from something together. This could be a household activity, such as where the whole household fasts from unnecessary screen use for the week. That’s just one example. There are many others.
If you’ve been with us over the past few weeks, you’ll know that this is our third challenge focusing on fasting. In our first challenge, two weeks ago, we began discovering the importance of fasting to the life of the Christian disciple. Last week, as I mentioned previously, we were attempting to wake up early to pray for 30 minutes each morning. If you completed those two challenges, you will now have a very recent experience both of fasting — whether from food or some other pleasure — and also had a week of prayer to help you reflect on your experience.
Did you notice anything beneficial from your fasting? Were you able to be more recollected at prayer? If you gave up some form of entertainment, did you notice that you had additional time, whether for God, for your family, or for others? Perhaps you found more silence? Did your hunger make you more attentive to the presence of God in your day? Or maybe your fast made you realize that your happiness had become too dependent on comfort and entertainment? Did your Friday fast lead to a more meaningful Sunday feast?
When we invite friends or family members to join us in this week’s challenge, we should share with them our experience of fasting and the personal benefits we experienced from that fasting.
Hopefully that experience, both of fasting and of daily morning prayer, has helped us to see the good that comes from stepping back from comfort and pleasure and making greater space in our life for God. Each week, in a little way, Fridays provide this opportunity. I have already mentioned that Fridays are days of penance but, perhaps, some of us are wondering why this is so. That’s a good question.
We remember Friday each week as a special day of penance because it was on Friday that Jesus Christ died to redeem us from our sins. Of course, we can never repay this debt. But we are nevertheless called to do penance for our sins and those of others and to unite our own sufferings with those of Christ crucified. So, each Friday, the Church obliges us to do penance, whether by abstaining from meat, or fasting, or some other way.
So, to recap: Our challenge this week is to tell a friend or family member about the gift of fasting and invite that person into fasting from something together. We might consider doing this with our household or family. And as many of us are too dependent on our phones and other devices, I’ll be limiting my screen use this week and recommend that you join me.
Next week, we’ll finish our four-week theme of asceticism and I’ll be back with another challenge. Until then, may God bless you throughout this coming week, in the name of the Father and the Son and the Holy Spirit. Amen.
Yours in Christ,
+ Earl Boyea
Bishop of Lansing
En Español
Mis hermanas y hermanos en el Señor,
Bienvenidos a la sexta semana de Discípulos Juntos en el Camino(Disciples Together on the Way). ¿Qué tal les fue durante la semana pasada en su intento de encontrar tiempo para la oración meditativa cada mañana? Si lo han conseguido, ¡genial! Si no, sigan intentándolo. Y, por supuesto, cuenten con mis oraciones mientras lo hacen. Esta semana, continuamos nuestra peregrinación juntos hacia la práctica tradicional cristiana de la renuncia a uno mismo (abnegación) o, como se suele llamar, la abstinencia.
El desafío de esta semana nos llevará más allá de nosotros mismos y a otro aspecto de ser un discípulo, es decir, ayudar a otros a ser discípulos. El reto de esta semana consiste en hablar a un amigo o familiar sobre el don del ayuno e invitarle a ayunar juntos. Podría ser una actividad doméstica, como por ejemplo que todos en la casa ayunen del uso innecesario de pantallas durante la semana. Éste es sólo un ejemplo. Hay muchos otros.
Si has estado con nosotros durante las últimas semanas, sabrás que este es nuestro tercer reto centrado en el ayuno. En nuestro primer reto, hace dos semanas, empezamos a descubrir la importancia del ayuno para la vida del discípulo cristiano. La semana pasada, como mencioné anteriormente, intentamos levantarnos temprano para orar durante 30 minutos cada mañana. Si usted completó esos dos desafíos, ahora tendrá una experiencia muy reciente tanto de ayuno - ya sea de comida o de algún otro placer - y también tuvo una semana de oración para ayudarle a reflexionar sobre su experiencia. ¿Notaste algo beneficioso de tu ayuno? ¿Pudiste estar más concentrado en la oración? Si renunciaste a algún tipo de entretenimiento, ¿notaste que tenías más tiempo, ya sea para Dios, para tu familia o para los demás? ¿Quizás encontraste más silencio? ¿El hambre te hizo estar más atento a la presencia de Dios en tu día? ¿O tal vez tu ayuno te hizo darte cuenta de que tu felicidad se había vuelto demasiado dependiente de la comodidad y el entretenimiento? ¿Tu ayuno del viernes te llevó a una fiesta más significativa el domingo?
Cuando invitemos a amigos o familiares a unirse a nosotros en el desafío de esta semana, deberíamos compartir con ellos nuestra experiencia de ayuno y los beneficios personales que hemos experimentado con ese ayuno.
Ojala que esa experiencia, tanto la del ayuno como la de la oración matutina diaria, nos haya ayudado a ver lo bueno que deja el alejarse de la comodidad y el placer y de dejar un mayor espacio en nuestra vida para Dios. Cada semana, de alguna manera, los viernes ofrecen esta oportunidad. Ya he mencionado que los viernes son días de penitencia pero, quizás, algunos de nosotros se preguntan por qué es así? Esa una buena pregunta!
Recordamos el viernes de cada semana como un día especial de penitencia porque fue el viernes cuando Jesucristo murió para redimirnos de nuestros pecados. Por supuesto, nunca podremos pagar esta deuda. Sin embargo, estamos llamados a hacer penitencia por nuestros pecados y los de los demás, y a unir nuestros sufrimientos a los de Cristo crucificado. Por eso, cada viernes, la Iglesia nos obliga a hacer penitencia, ya sea absteniéndonos de comer carne, o ayunando, o de cualquier otra manera.
Así que, recapitulando: nuestro reto esta semana es hablar a un amigo o familiar sobre el don del ayuno e invitarle a que ayunemos juntos de algo. Podríamos considerar la posibilidad de hacerlo en nuestra casa o con un familiar. Y como muchos de nosotros somos demasiado dependientes de nuestros teléfonos y otros dispositivos, esta semana limitaré el uso de pantallas y los invito a que se unan a mí con el mismo reto.
La próxima semana, terminaremos nuestro tema de cuatro semanas de abstinencia y volveré con otro desafío. Hasta entonces, que Dios les bendiga a lo largo de esta semana, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Suyo en Cristo,
+ Earl Boyea
Obispo de Lansing